MOUSSE DE FRESA Y CHOCOLATE BLANCO
Si os gustan las mousses, esta que os traigo os va a encantar. Todo un dulce clásico típico francés, con su toque de espuma ligera y sabrosa, gracias a entre sus ingredientes, a las claras montadas a punto de nieve.
Le he añadido gelatina por su doble combinación de sabores, y así asegurarme de que ambos queden separados en su presentación. Aunque eso sí, es obligatorio que al comerla, introduzcamos la cucharilla en nuestro mousse, cogiendo los dos sabores... jejejeje, para así poder disfrutar de su riquísima combinación.
Para esta receta vamos a utilizar huevos, pero sólo sus claras, por lo que podemos reservar sus yemas y guardarlas bien tapadas en el frigorífico o en el congelador para usarlas en otras recetas, como por ejemplo... "TOCINO DE CIELO" o ""NATILLAS DE VAINILLA"
Una mousse realmente deliciosa, gracias a su delicada combinación de sabores... al dulce sabor del chocolate blanco y al riquísimo sabor de las fresas, combinados con su toque final de su deliciosa nata montada casera.
Ingredientes:
(6 cuencos redondos de 8x6cm de alto)
Elaborar la receta al menos 4 horas antes, por su correspondiente elaboración y refrigeración
Manga pastelera (para la decoración)
Varillas eléctricas (En su defecto, varillas manuales, pero tardaremos más mucho tiempo en montar los las claras, y la nata)
500gr de fresas (reservamos 5 o 6 para la decoración)
400gr de nata para montar
3 claras de huevo
80gr de azúcar blanca (50gr son para montar la nata)
500gr de chocolate blanco (reservamos un poco para la decoración)
2 láminas de gelatina neutra
Una pizca de sal
Un poco de leche
40gr de mantequilla
Preparación:
Lo primero que debemos hacer es hidratar una de las láminas de gelatina en agua muy fría durante 5 minutos aproximadamente.
Mientras tanto lo siguiente será meter en el congelador la nata para montar, las varillas, y el vaso o cuenco donde la vayamos a montar (ayuda a que se monte con más facilidad, contra más fría mejor).
Pasados los 5 minutos, escurrimos muy bien la lámina de gelatina, y la reservamos.
A continuación elaboramos la capa de chocolate blanco...
Para ello, en una cacerola calentamos el chocolate junto con la mantequilla y un pelín de leche, (Recordar reservar un poco de chocolate blanco para su decoración) sin que llegue a hervir y sin dejar de remover con la ayuda de una cuchara de madera. Y una vez todo bien mezclado, apartamos la cacerola del fuego, y le añadimos la lámina de gelatina escurrida. Removemos todo muy bien hasta que veamos que se ha disuelto completamente, y reservamos dejándolo atemplar.
A continuación, montamos la nata...
Para ello, introducimos la nata en el cuenco y batimos a velocidad baja hasta que se empiece a espesar. Introducimos los 50gr de azúcar y volvemos a batir. De menor a mayor velocidad con movimientos circulares e ir levantando poco a poco o el brazo de la batidora para que le entre aire. Poco a poco iremos viendo que va aumentando de volumen. Seguimos batiendo hasta alcanzar la máxima velocidad. Eso sí, cuidado de batir en exceso, pues se podría hundir la nata y convertirse en mantequilla. Y cuando veamos que al levantar las varillas la nata se queda pegada, y al volcar el vaso hacía abajo ésta no se cae, sabremos que está lista. Y la reservamos en el frigorífico.
Seguidamente montamos las claras a punto de nieve...
Para ello, en un cuenco limpio y seco, introducimos las 3 claras junto con la pizca de sal, y con la ayuda de las varillas eléctricas, batimos a velocidad baja hasta que veamos que espumea. Subimos un poco de potencia y seguimos batiendo hasta que veamos que esté firme, que veamos que al volcar el cuenco, la mezcla no se cae, queda firme. Y listo.
A continuación, Introducimos el chocolate blanco ya atemplado en un cuenco amplio, y le añadimos la mitad de las claras montadas, y algo menos de la mitad de la nata montada. Y guardamos las otras mitades restantes en el frigorífico bien tapadas.
Con cuidado y con movimientos envolventes, mezclamos bien el chocolate, la nata montada y las claras montadas, con la ayuda de una espátula de silicona de cocina. Nos habrá quedado una mezcla más bien líquida y algo espesa.
Con la ayuda de un cazo o una cuchara vamos introduciendo ésta mezcla en los cuencos, a su mitad y en partes iguales. Y los metemos en el frigorífico bien tapados, mínimo 30 o 40 minutos.
A continuación elaboramos la capa de fresa...
Para ello, primero debemos hidratar la otra lámina de gelatina en agua muy fría durante 5 minutos aproximadamente igualmente. Seguidamente limpiamos bien las fresas, quitándole las hojas, y enjugándolas bajo el grifo. Las metemos en el vaso de nuestra batidora, y las batimos muy bien. Y posteriormente las pasamos por un colador de mano para desechar sus pequeñas pepitas.
En otra cacerola añadimos el azúcar y las fresas trituradas sin que llegue a hervir y sin dejar de remover con la ayuda de una cuchara de madera. Y una vez todo bien mezclado, apartamos la cacerola del fuego, y le añadimos la lámina de gelatina escurrida. Removemos todo muy bien hasta que veamos que se ha disuelto completamente, y reservamos dejándolo atemplar. Nos tiene que haber quedado una mezcla líquida y algo espesa.
Una vez nuestra mezcla de fresas ya no esté caliente, la introducimos en un cuenco amplio, y le añadimos el resto de las claras montadas que teníamos reservadas en el frigorífico, y el resto de la nata montada que igualmente teníamos en el frigorífico reservada, excepto un poco que guardaremos para la decoración final. Y con cuidado y con movimientos envolventes, lo mezclamos todo muy bien con la ayuda de una espátula de silicona de cocina. Nos habrá quedado una mezcla más bien líquida y algo espesa.
A continuación, sacamos nuestros cuencos de chocolate que teníamos reservados en el frigorífico, y le vamos añadiendo a éstos, nuestra mezcla de fresas hasta completar cada cuenco. Y los metemos en el frigorífico bien tapados al menos durante 2 horas.
Sacamos nuestros mousse del frigorífico, y lo adornamos con el resto de nuestra nata montada casera, con la ayuda de nuestra manga pastelera. Le añadimos las fresas que teníamos reservadas, cortadas en dos, y como toque final le añadimos un poco de chocolate blanco que teníamos también reservado, en forma de virutas con la ayuda de un pelador de papas.
Guardamos nuestras riquísimas mousses de nuevo en el frigorífico hasta que las vayamos a consumir, para que estén lo más frías posible,...
¡¡¡Y LISTO... QUE APROVECHEN!!!
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